Aromas sensuales: el olor como arma de seducción
Son muchas las técnicas que todos nosotros utilizamos para lograr seducir a esa persona que nos gusta. El aspecto físico, aunque no debe ser lo único, sí que es importante, lo queramos o no, porque es la primera impresión que vamos a recibir de esa persona. Tal vez no fijemos en sus ojos, en su sonrisa, algo que tenemos de forma natural, y que también podemos potenciar con nuestro look, con el maquillaje, con el peinado… La vista es uno de los sentidos que más importan a la hora de llamar la atención de otra persona, pero también está el oído, al escuchar nuestra risa o nuestra conversación, y el tacto, por supuesto, para cuando la química surja… Sin embargo, hay un sentido que normalmente se deja como algo muy secundario a la hora de ligar, lo cual supone un auténtico error. Estamos hablando del olfato.
Y es que de manera inconsciente, todos nosotros nos dejamos guiar también por el olor a la hora de encontrar a la persona que nos gusta, porque es algo que llevamos intrínseco en nuestro ADN. Por todo lo evolucionados que queramos ser, en el fondo seguimos siendo animales, y no son pocas las especies que se dejan llevar por el olor para encontrar a su pareja sexual. Pero esto no es algo que hayamos descubierto ahora. Los perfumes se utilizan desde hace siglos, seguramente milenios, primero para tener un mejor olor y una fragancia propia yu personal, y después para atraer la atención de esas personas que igualmente nos atraen a nosotros, seguramente con el mismo sistema, el del olor. En este artículo te vamos a dar algunas claves sobre cómo utilizar los aromas y olores para ligar más, ya que es todo un arte dentro del mundo de la seducción.
Cómo influyen los olores en la seducción
Se cuenta que la mítica Cleopatra logró cautivar al todopoderoso Marco Aurelio gracias a su fragancia de rosas, algo que inhibía la voluntad del romano y le hacía caer rendido ante la tentación de la egipcia. Lo mismo ocurría en Las Mil y una Noches, donde ya se aseguraba que los hombres perdían por completo su capacidad de razonar y su voluntad al oler ciertos perfumes que las mujeres utilizaban para “cazarlos”. El olfato es uno de los sentidos más importantes que tenemos, sobre todo para el desarrollo de nuestro estado de ánimo en el cerebro. Y es que ciertos aromas pueden crear una descarga química allí arriba que nos haga sentir nostálgicos, felices, extasiados y por supuesto, también enamorados. Es la química llevada a su parcela más sensual y especial.
De ahí que ciertas fragancias y olores funcionen como un activador de un reflejo positivo en el cerebro, incluso cuando no nos demos cuenta. Es un proceso mucho más directo, pero a la vez más desconocido, que el ver por primera vez a alguien y “enamorarnos”. De hecho, es más probable que tengamos un flechazo por el olfato que por la vista. De ahí que sea tan importante ir bien perfumado a una cita, por ejemplo, no solo para causar una buena impresión, sino para jugar con el viento a favor. Ir bien aseado y con un aroma exquisito nos abrirá las puertas del corazón de la otra persona, que pensará no solo que nos hemos cuidado de arreglarnos por ella, sino también que somos personas aseadas y que huelen muy bien.
Cuáles son los olores más seductores
Hay algunos expertos en aromaterapia y en el trabajo con los olores y el perfume que defienden que el olor más seductor es que el emanamos en nuestro punto álgido sexual. Es decir, el sudor del hombre cuando está excitado y el casi imperceptible olor de la mujer que ovula. Aunque nos pueda parecer una locura, hay estudios que atestiguan que estos olores hacen subir el deseo sexual en las otras personas de forma natural. Pero no es que haya que ir sudado a una cita, ni mucho menos. Podemos potenciar ese efecto con otros aromas, como por ejemplo, el de algunas plantas y flores bien conocidas. El jazmín es considerado uno de los perfumes más sensuales, especialmente para los hombres.
La lavanda, con esa dulce fragancia, también tiene un toque muy especial que seguramente despertará no solo el interés en la otra persona, sino también su libido. La vainilla es también otra de esas fragancias, aunque es cierto que esta es mucho más intensa y puede no gustar a todo el mundo. Por último, podemos destacar también dos muy parecidos, la canela y el sándalo, que dotan de un toque muy especial a cualquiera que se los ponga encima. Por supuesto, los olores son capaces de potenciar el atractivo, pero también debemos contar con nuestro propio look, la vestimenta y demás, para que haya algo que potenciar realmente.
Fragancias para una primera cita
Los hombres suelen ponerse fragancias algo más intensas que las de las mujeres para una primera cita, porque quieren provocar una buena primera impresión. Alguna fresca, con toques de madera, puede ser muy buena elección. Entre los perfumes más especiales encontramos los de Yves Saint Laurent y Hugo Boos, muy cotizados para el género masculino y que suelen encantar entre las chicas. En lo que a las mujeres se refiere, cada cual tiene su propio perfume favorito, pero los perfumes afrutados de Dolce & Gabanna suelen ser un acierto seguro. También están muy bien considerados los de Chloe, especialmente los florales, para darle un punto mucho más intenso a nuestro look. Existen un millón de opciones, así que al final acabaremos quedándonos con la que más nos convenza.
Velas aromáticas para una velada inolvidable
Si la cita va a acabar en casa, o vamos a invitar a alguien a cenar directamente, podemos preparar algunas velas aromáticas para que den un poco de fragancia al ambiente. Normalmente este tipo de velas se utilizan ya para buscar un paso mucho más intenso y sexual, así que es habitual colocarlas entre parejas que ya se conocen. Aun así, en una primera cita pueden servir para dotar de un ambiente mucho más romántico al lugar. Las de olor a rosa, chocolate, vainilla o canela son perfectas para despertar el libido de la otra persona, y que se atreva a abrirse más con nosotros en un ambiente perfecto para dar el paso definitivo. No se trata de llenar la casa de velas, sino de colocarlas de forma estratégica, en el baño, en el salón… y por supuesto, también en el dormitorio.